Querríamos tener una armadura que nos proteja del dolor. Pero uno levanta una pared para protegerse de lo que viene de afuera y al final descubre que se ha quedado encerrado. Kamchatka es la última palabra que Harry escucha de labios de su padre. Aquel territorio fantástico e inaccesible será el refugio donde ese chico de diez años se ocultará para curar sus heridas, para resistir. Para Harry, Kamchatka será su Avalón. De la mano de un niño obligado a contemplar el lado oscuro de la realidad, Marcelo Figueras nos lleva a recorrer el capítulo más aciago de nuestro pasado reciente. Este relato, poblado de personajes tiernos, cercanos y llenos de humor, es también una aventura: la de asomarse sobre el horizonte y descubrir que ninguna historia desaparece, simplemente cambia el género.