El ambiente viciado y agobiante de las celebraciones de un primero de mayo en la Tirana del régimen dictatorial de Enver Hoxha evocan al narrador el sacrificio de Ifigenia por su padre, Agamenón, el vencedor de la guerra de Troya. En la mañana de un 14 de diciembre aparece misteriosamente muerto de un disparo el sucesor del dictador albanés. Ambas historias son la base esencial sobre la que gira la trama de La hija de Agamenón y El Sucesor. Dos novelas cortas, escritas en un intervalo de veinte años, que Kadaré ha publicado al mismo tiempo para conformar un díptico narrativo aparentemente inconexo pero que constituye un conjunto intrínsecamente complementario. Escritas en clave de intriga, con una poderosa fuerza lírica salpicada de notas de humor negro, Kadaré, como ya es tradicional en su obra, entrelaza lo real con lo onírico y la historia oficial con la alegoría, sobre un fondo en el que se entrecruzan los mitos y las tragedias clásicas griegas con las legendarias tradiciones balcánicas. En La hija de Agamenón y El Sucesor Kadaré da una nueva vuelta de tuerca sobre las tinieblas que envuelven las dictaduras. Nebulosas opresivas en las que la superstición y la propaganda reemplazan a la razón, en las que el peso de ese «gran hermano», ese «guía» omnipresente, ahoga los destinos y las relaciones amistosas y afectivas de unos personajes que en estas dos novelas cortas adquieren una dimensión universal arquetípica a la altura de Josef K.(*CR*)