En La ley de la divina compensación la autora revela los principios espirituales que nos ayudan a disolver nuestra angustia y ansiedad por el dinero y al mismo tiempo liberan el poder divino de la abundancia. Las palabras de Williamson resuenan con la autoridad del poder y de la verdad de «Un curso de milagros», como por ejemplo cuando afirma que «con fe en la promesa de la prosperidad de Dios para todos nunca necesitaremos temer al futuro».
El universo es el papel en el que Dios escribe, y por tanto es al mismo tiempo un ente que se autoorganiza y se autocorrige. Allí donde se manifiesta una carencia en tu vida, el Universo responde para apartarla de inmediato. Esta es la Ley de la Divina Compensación. La única circunstancia que puede desactivar la Ley es que tengas más fe en la realidad de la carencia que la que tienes en la realidad de la Ley.