Esto pasó hace mucho. Cuando el mundo era tan nuevo que las personas aun no lo habitaban. Si, en cambio, los ríos y los arroyos. Las montañas y las piedras. Las flores y los pájaros, muchos pájaros. Pero no como los conocemos ahora. Porque aunque ya tenían alas para volar y voces con trinar, todavía eran de un mismo y único color: marrones como la tierra.