En la madrugada del 22 de agosto de 1972, dieciséis guerrilleros fugados del penal de Rawson y detenidos en la base aeronaval Almi rante Zar, de Trelew, fueron fusilados por sus carceleros. Esos disparos sobre prisioneros a disposición del Estado argentino pref iguraron el horror que desataría la represión ilegal durante la dictadura. Un poco más tarde, esa misma madrugada, mientras revisa ba los últimos detalles de la edición del semanario Panorama, Tomás Eloy Martínez oyó el repiqueteo de una teletipo. Se acercó a v er qué novedad podía emitir a esa hora la agencia de noticias oficial y encontró un texto incomprensible: <(>&<)>quot;Durante un fallido intento de fuga, quince delincuentes subvers ANULAR ANULAR ANULAR <(>&<)>quot;. Sospechando una ejecución masiva, Martínez cambió la tap a de Panorama. Al día siguiente fue despedido, acusado de difundir una información que oficialmente era falsa. Viajó a Trelew para reconstruir los hechos, y al llegar se encontró en medio de una de las rebeliones populares más encendidas y secretas de la histo ria argentina. La ciudad se había alzado contra la detención de un grupo de sus habitantes más respetados, enviados a la cárcel de Villa Devoto por cooperación con los guerrilleros. El pueblo se declaró en estado de comuna y se movilizó día y noche exigiendo l a libertad de los vecinos. Esta obra mantiene, en esta edición corregida y ampliada, su capacidad para revelar cómo las pequeñas h istorias de la gente común se entrelazan con la historia mayor del país.