Los ensayos que componen este libro analizan la cambiante conexión entre marginalidad social, división étnica y políticas de Estado en las metrópolis del Primer Mundo desde una perspectiva teórica y comparada. En ellos Loïc Wacquant revisita esa dura realidad histórica, a la vez que reconstruye un concepto sociológico sólido de gueto como instrumento espacial de segmentación y control etnorraciales. Al mismo tiempo analiza cómo, para implementar la revolución neoliberal, los Estados pasaron de la regulación del bienestar social a la administración penal de los despojos humanos de la sociedad de mercado, que tiende a asimilar al subproletariado urbano a parias andrajosos. De este modo, el autor enlaza estas dos tendencias centrales de la desigualdad contemporánea: la marginalización y la penalización. En su obra clásica Cities of the Future, el especialista en estudios urbanísticos Peter Hall nos recuerda que la presencia de poblaciones socialmente amenazantes, culturalmente estigmatizadas y económicamente vulnerables en el corazón de la ciudad no es una novedad histórica de nuestra época, sino una constante de la urbanización occidental moderna. Hall señala también que el planeamiento urbano del siglo XX provino de una compleja reacción emocional parte culpa, parte terror, parte aversión de la clase media tardovictoriana ante el descubrimiento de las clases bajas urbanas. Lo mismo vale para investigadores y responsables de políticas urbanísticas actuales en Europa y los Estados Unidos. El objetivo de Las dos caras de un gueto es disolver las creencias que apoyan esta reacción y aportar herramientas para desentrañar el nexo entre clase, etnicidad y políticas estatales, que crea, a la vez que contiene, los desechos de las metrópolis del siglo XXI.