La presencia de William Faulkner es decisiva en las letras contemporáneas. Su profundo interés por las pasiones y los trabajos del hombre, la hondura y la osadía con que renovó los procedimientos narrativos hicieron que su obra influyera poderosamente sobre la novela de nuestros tiempos. Diversos autores latinoamericanos atestiguan tal influjo, que mucho hizo para impulsar su propia creación (recuérdese el admirable relato de Juan Carlos Onetti, #La novia robada#, una suerte de homenaje a Faulkner y a la gravitación que tuvo sobre su producción de narrador). Las palmeras salvajes se publicó en 1939. Como cada obra de Faulkner, es un audaz experimento técnico y un documento de casi intolerable verdad. Hay en esta obra dos tramas que no se encuentran, pero que de algún modo se corresponden y entrelazan. El estilo es apasionado, minucioso, alucinatorio. La admirable traducción de Jorge Luis Borges lo transmite en toda su intensidad.