“En el fútbol, como en la vida, no existe persona más mala y peligrosa que aquella que quiso ser buena y no la dejaron. Se convierte en lo peor. Eso fue lo que me sucedió: comencé de a poco a convertirme en el peor del grado”.
Desde la autoridad que le confieren sus veintidós años en el arbitraje, pero sobre todo desde la valentía de asumir que fue parte del mundo oscuro del fútbol, Humberto “el Chino” Rosales ha escrito un detallado y contundente libro sobre la trama íntima del soborno.
Cómo se corrompen los árbitros; cómo los contactan los dirigentes; cómo se pacta y paga un “arreglo”; cómo, a fuerza de pitazos y banderazos, se consigue un resultado en un partido; cómo “zafan” de la ira de los hinchas.
La sucesión de acontecimientos aquí narrados pueden producir pena, risa o indignación, pero son mucho más que un listado de anécdotas entretenidas. Se trata de un panorama inmejorable sobre la esencia de la corrupción en el fútbol, con decenas de elementos prácticos para determinar, en una cancha o frente al televisor, cuándo la conducta de un árbitro resulta sospechosa y cuándo la sospecha se vuelve evidencia.
Lo que aquí se cuenta puede ocurrir en cualquier tiempo y lugar, en ligas menores o mayores, con equipos muy grandes y con los más pequeños, con dirigentes oscuros o de encumbrado protagonismo social.
Este libro tiene la intención de advertir. De precisar cómo sucede lo que todo el mundo sabe que sucede. El lector decidirá luego si quiere continuar con la fantasía de que los partidos se ganan y se pierden sólo en la cancha, pero tendrá una herramienta indispensable para detectar cómo puede estafarse esa ilusión.

Humberto Rosales nació en el barrio Bardani de la ciudad de San Juan. Cursó la primaria en el Colegio Don Bosco y la secundaria en la Escuela Normal Mixta de Profesores Sarmiento, de donde egresó con el título de Maestro Normal. A los 16 años debutó en la primera división de Club Atlético San Martín. Pasó por las inferiores de Boca y Estudiantes de La Plata. Se recibió de Abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. Fue árbitro de la Liga Cordobesa de Fútbol y de la Provincia de Córdoba y uno de los tres primeros árbitros nacionales con los que contó la Liga Cordobesa en la AFA. Actualmente es Asesor Legal del departamento de Control de Transporte de la Municipalidad de Córdoba. Ejerce como abogado penalista. Fue vicepresidente y fundador del Círculo de Abogados Penalistas de la ciudad de Córdoba.