El relato de no ficción Los viajes del Penélope sigue las peripecias de una pequeña goleta de 16 metros de largo, construida en Alemania en 1927, y las formas en que sus tres historias se imbrican con la historia personal y familiar del autor.
Con el nombre Feuerland (Tierra del Fuego en alemán), el barco fue construido para la expedición a tierras patagónicas y fueguinas del explorador y aviador alemán Gunther Plüschow. Tras recorrer los canales fueguinos, Plüschow vendió la goleta a un hacendado de las Malvinas en 1929.
Desde ese año y hasta abril de 2006, el Feuerland, con el nuevo nombre de Penélope, fue destinado al transporte de ovejas, vacas, caballos, lana e infinidad de cosas más y fue usado para realizar estudios de fauna y flora en viajes que lo llevaron hasta los más remotos confines de las Malvinas. Los 'kelpers' más memoriosos no recuerdan otro barco que haya recorrido tanto de la geografía isleña como el Penélope. En abril de 2006, otro navegante alemán compró la goleta a su último dueño malvinense, lo volvió a nombrar Feuerland y lo llevó de regreso al puerto de donde había salido hacía 80 años.
Pero esta historia tiene, además de sus partes alemana y malvinense, un tercer elemento, tal vez el más dramático. Durante la guerra de las Malvinas, la Armada argentina decomisó la goleta para transporte de combustible, víveres y tropa. Uno de sus siete tripulantes, y único conscripto del grupo, fue el autor de este libro. Por eso, la narración de las tres historias del barco es también una búsqueda personal.
En Buenos Aires, en Malvinas y en Alemania (de donde su padre salió al exilio, como judío perseguido, en 1936), el autor reconstruyó la fascinante historia del Penélope, pero también la vida de los malvinenses desde la guerra hasta la actualidad, y ha buceado en el pasado del nacionalismo alemán anterior al nazismo y se ha reencontrado con los fantasmas de la guerra, con su propia historia.