«Además de lo onírico y de la rareza individual -escribe Mario Vargas Llosa a propósito de García Márquez- en este mundo en que lo social, lo político y otros niveles objetivos (como el sexo) parecen arrolladores, tienen cabida hechos y situaciones que por su carácter insólito y pintoresco contrastan con los hechos opresivos, obvios y monótonos que constituyen la vida cotidiana... Y sugieren la existencia de "otra" realidad, menos previsible, en la que reinan la fantasía, la extravagancia, cierto tipo de humor». En «Ojos de perro azul» el buceo de García Márquez en esta "otra" realidad es hondo y vertiginoso. Ya no se trata de revelarnos un aspecto de la realidad placentero y risueño. García Márquez nos enfrenta con esa presencia inevitable que es la muerte, descubriéndola como una parte gemela de nuestro vivir. La muerte conocida desde la vida y en la vida misma. La muerte como una constante inminencia que nos revela hasta qué punto nuestro propio ser está formado por aspectos distintos y nunca