Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta figuritas. Pero con tres diferencias: 1. que no podía comprarlas en los quioscos; 2. que nadie se las cambiaba; 3. y que el álbum no se llenaba jamás. Oliverio coleccionaba preguntas de toda clase: aburridas y ocurrentes. Con respuestas y sin respuestas. Con palabras raras y con palabrotas. Hasta que un día...