Los hechos de esta novela se sitúan en la turbulenta frontera chino-tibetana a principios del siglo pasado, y conforman el relato de una doble iniciación en los misterios del deseo más que en los del amor. También es una fabulación sobre las huellas que va dejando el otro en nuestra piel y lo que puede haber de irreparable en todo cruce, voluntario o no, de dos cuerpos. La vasta maquinaria del deseo envuelve a los amantes y cada encuentro es un abismo y a la vez un tatuaje en la memoria: somos el recuerdo de los que nos han amado (y de los que nos van a amar), y no percibimos nuestros cambios hasta que son irreversibles. Hermanada desde su origen con Bélver Yin, Jesús Ferrero ha hecho de Opium una revisión tan significativa que bien puede considerarse una reescritura definitiva de toda la historia; y el resultado, una depurada y vertiginosa gran novela.