"Se gana tiempo con la verdad, mientras llegan los cañones de una mentira más poderosa." Leonardo -irrisorio militante del Polo Obrero, arropado por su esposa Josefina y una madre que lo sobreprotege hasta en la tumba, desalmado sociólogo rendido al dolce far niente- atraviesa el proceso judicial por el asesinato del doctor Cianquaglini. Entre pensamientos que se mezclan con sueños, la sugestiva circuncisión de Roger Federer y una serie de personajes que no se distinguen demasiado de animales, el protagonista de Piquito de oro reaparece más extraviado que nunca. Con la hipérbole por bandera y ese registro inconfundible que le aseguró un lugar privilegiado e inusual en la literatura argentina, Gustavo Ferreyra logra hacer de esta novela la expresión literaria de revelaciones filosóficas que se entremezclan con las peores miserias políticas, ahí donde la idea de bondad es la peor forma de inocencia, y la justicia, apenas un estado de ánimo. Desmesurada, precisa y revulsiva, Piquito a secas es, al mismo tiempo, la novela más esperada de un autor sin concesiones y la cumbre de una forma de escribir que se parece a la irrupción de la verdad.