Tortoni despertó una mañana con un terrible dolor de cabeza. La noche anterior se había quedado trabajando hasta tarde preocupado por un informe, por la política, por el mal tiempo, por algo que vio en la tele, por algo que escuchó en la radio... Tortoni se preocupaba mucho por muchas cosas. Nunca se hubiera imaginado que ese día iba a cambiar su vida para siempre. Se lavó los dientes, se vistió, desayunó y salió rápido para su trabajo porque llegaba tarde (cosa que le preocupaba). En el camino sintió una picazón en la cabeza y se rascó automáticamente. Entonces oyó un piffffff débil, como un globo pinchado, seguido de un inmediato alivio. Y así empezó todo.