¿Repensar el siglo XIX desde América Latina y desde Francia? Una primera cuestión sería saber quién ha pensado el siglo XIX, durante y después de su época, y cómo. Pero ¿por qué es necesario repensarlo, y hacerlo hoy? ¿Supondría esto una actualidad del siglo XIX para el siglo XXI y, entonces, de qué actualidad se trataría? A un cierto desprecio por ese período le ha seguido hoy un cambio en la mirada. Nos interrogamos más bien por la desafección de la que han sido objeto sus obras, presentimos el enigma de las fuerzas ocultas que han agitado el siglo anterior al que nos precede, y que continúan ocultando una parte de la verdad de nuestro siglo. Repensar el siglo XIX no implica un ingenuo retorno a sus motivos. Puesto que se trata de repensar ese siglo desde dos lugares determinados: América Latina y Francia, y más aún, en la relación del uno con el otro. ¿Qué es lo que permite, desde esos dos lugares, considerar de otro modo esa época histórica? Una de las respuestas posibles sería la de que se trata de lugares en los que la revolución no acaba de terminarse. No se trataría para nuestro siglo XIX de un retorno arcaizante al modelo griego, o de buscar otros dioses y otras revelaciones de la naturaleza y del espíritu, sino de aceptar una larga serie de hijos ilegítimos que le ha dado la revolución, tanto en Francia como en Argentina. Repensar el siglo XIX es precisamente la tarea que se dio Arturo A. Roig, cuya destacada obra ilumina la influencia recíproca de la Argentina y de América Latina, de Francia y de Europa, reformulando sin cesar la pregunta, destinada a permanecer como tal, de la emancipación humana. Una obra ineludible para todos aquellos que quieren abordar, desde el lugar de una crítica de la razón política -interrogándose sobre los puntos ciegos del pensamiento occidental de lo político, sobre las relaciones de la filosofía y la política, y sobre las raíces de la dominación- los conceptos de nuestra modernidad, en esta hora de celebración del Bicentenario de la fundación de las repúblicas en América Latina.