"...lo que pretendo con estas paginas es simplemente tratar de comunicarles algunas cosas que, a lo largo de la vida y en circunstan cias diversas, me ayudaron. Palabras, símbolos, gestos, ejemplos de vida que en mi tuvieron fuerza de siembra. Semillas que a veces esparció Dios directamente, y muchas otras, a través de esos numerosos sembradores provinciales que dios puso cerca nuestro y de cuya bolea generosa de semillas de amor nos hemos nutrido," Padre Ángel Rossi, S. J. Con estas reflexiones del Padre Rossi, el Evangelio llega a los hombres de hoy con el lenguaje de hoy. Si el Padre a escogido la conocida alegoría del Sembrador y ha decidido llamar semillas a sus conversaciones familiares (homilías) es, simplemente, por una convencida voluntad de reafirmar lo terrestre como sitio donde Dios ha querido revelar su misterio. La palabra empleada es una sencilla que puede ser oída y entendida por todos. Volcada con tono entrañable y tonada provinciana, se dirige al hombre entero y no solamente a la cabeza. El Padre Ángel dirige sus ojos a la Jerusalén de cada día: Argentina, Bosnia, el Líbano, Ruanda, Hiroshima... Pero se detiene en la nota positiva, en la rodaja cotidiana que alimenta aun en el dolor, sobre todo en el dolor sin mañana del desaliento. Con libro en mano salió el Sembrador a nuestro encuentro, no queda sino disponer el alma mientras se le y esperar que venga la Palabra a la única parcela donde Dios siembra y cosecha, la del corazón humano.