Protagonista central de la historia de la poesía argentina, animador de movimientos renovadores, pensador singular y riguroso del acontecimiento poético, Edgar Bayley es autor de una obra que, sin estridencias y con extrema responsabilidad en el uso de la palabra, responde a una pasión amorosa hacia "la infinita riqueza abandonada" de lo que existe en el mundo. El despliegue de una lúcida reflexión, ocasionalmente irónica o sarcástica, sobre el sentido de la existencia, converge con - al decir de Guillermo Saavedra, en el prólogo - "la búsqueda de una relación fraternal entre los hombres, de un entendimiento superador de las miserias individuales presente en toda su obra".