Comienza la década del setenta y Frik pasa sus últimos meses de estudiante secundaria. Poco antes, alguien la bautizaría con ese curioso sobrenombre que iba a tener un éxito casi unánime entre sus compañeras de curso y los chicos del colegio de curas con quienes forman un grupo de teatro. Son años convulsionados para el país, las voces de la teología de la liberación y de la Iglesia del Tercer Mundo atraviesan los muros de la escuela y echan raíces en aquellos adolescentes en plena exploración existencial. Mientras tanto, la organización Montoneros hace su presentación en sociedad y el país se encamina hacia el retorno de la democracia, con las elecciones que darán la victoria al peronismo en 1973. La dictadura se inscribe en el adn de esta generación que no tiene la oportunidad de ensayar porque la violencia de los setenta no especula y allí, donde esbozan un accionar, se juegan la vida. Mientras se forja su personalidad, se define su destino. Todos éramos hijos abre una perspectiva poco explorada en la ficción argentina porque testimonia esos años desde un espacio casi virgen: la mirada previa a la juventud y a su compromiso militante. A su vez, bucea en el eterno conflicto entre padres e hijos. María Rosa Lojo nos hace así partícipes de un relato tan íntimo como social, logrando una de las novelas más audaces y perceptivas sobre un pasado aún candente. "Frik, adolescente tímida, enamorada en silencio, ve cómo todo, menos su familia, cambia alrededor suyo en los años setenta. Monjas y curas no solo mudan de ropa sino que muestran un evangelio en el que los pobres exigen compromiso de chicos y chicas al punto de que algunos optan por el sacrificio. Un libro imperdible para entender más esa época." Graciela Fernández Meijide