Victor Hugo es, sin duda, el más fecundo de los autores franceses románticos, cuya obra domina todo el siglo XIX. Autor de poesía, teatro y novela, su obra ha pervivido a lo largo de los tiempos y hoy continúa leyéndose con el mismo entusiasmo de hace cien años, debido a su gran fuerza expresiva y su notable penetración psicológica. En 1852, Victor Hugo se exilió con su familia en la británica isla de Jersey donde el hijo menor, François Victor, decide ocupar el tiempo traduciendo al francés las obras de Shakespeare. Su padre se encargará de prologarlas. Sin embargo, ese simple prólogo se fue ampliando hasta convertirse en un extenso libro publicado doce años después con el título de Vida de Shakespeare: sin duda el texto fundamental de Hugo sobre la creación literaria, y en el que el autor resume como en ningún otro las ideas claves del Romanticismo en torno a la literatura. Victor Hugo no se limitó a crear una semblanza de Shakespeare y su obra, sino que además reflexiona sobre la crítica literaria, sobre otros grandes escritores de la época, sobre la relaciones entre el arte y la ciencia. Una obra, en suma, apasionante que nos revela la plenitud del genio creador de Victor Hugo.