Advierto al viajero que quiere ver estancias en la Patagonia, que debe despojarse de preconceptos, de prejuicios, de comparaciones con las estancias del norte. Esta es otra geografía que ha generado otras estancias. El viajero tiene que olvidar por un rato la belleza paisajística de los lagos sudcordilleranos y observar la meseta por la que andará mucho tiempo. Leer en la sequedad de la tierra, en el color del pasto, en la nada a la vista, en el ningún movimiento, salvo las plantas a ras del suelo permanentemente sacudidas por el viento. Debe tratar de ver en el no-paisaje, que muestra solo tierra y cielo. Escuchar. Dejar que alguien de allí le cuente. Usted no le diga nada la Patagonia, deje que ésta, de alguna manera, le hable. Esté presente en el camino donde anda, no se distraiga, porque... ¡está en la Patagonia!