Luciano no soporta los ruidos, la gente ni los sonidos que lo rodean; por eso, se va mudando de casa en casa, de barrio en barrio, de ciudad en ciudad, y hasta de planeta. Pero siempre y en todas partes había algo que lo hacía infeliz. En el planeta, ya solo y sin nada que lo rodee, Luciano esboza una carcajada de felicidad. Pero su propia risa lo fastidia, y en ese momento se produce un cambio en el personaje. Cuando se acepta a sí mismo, logra reinsertarse y volver al lugar donde vivía. Regresó a su planeta y en su vida hubo una revolución completa.Y nunca más vuelve a molestarse por nada ni por nadie.