"Pero, mi patria, ¿es acaso el barrio en que vivo, la casa en que me alojo, la habitación en que duermo? ¿No tenemos más bandera que la sombra del campanario? Yo conservo fervorosamente el culto del país en que he nacido, pero mi patria superior es el conjunto de ideas, de recuerdos, de costumbres, de orientaciones y de esperanzas, que los hombres del mismo origen, nacidos de la misma revolución, articulan en el mismo continente, con ayuda de la misma lengua." (Del Discurso pronunciado en Lima, 3/5/1913, reproducido en Mi campaña hispanoamericana.)
"Debemos preservar colectivamente, nacionalmente, continentalmente, al gran conjunto común de ideas, de tradiciones y de vida propia, fortificando cada vez más el sentimiento que nos une, para poder realizar en el porvenir entre nosotros y de acuerdo con nuestro espíritu, la democracia total que será la Patria Grande de mañana. Yo creo en los momentos por que atravesamos, que el socialismo tiene que ser nacional." (Del Discurso en la Federación Obrera de San Salvador, 4/4/1912.)
"A nuestros países no los separa ningún antagonismo fundamental. Nuestro territorio fraccionado presenta, a pesar de todo, más unidad que muchas naciones de Europa. Entre las dos repúblicas más opuestas de América Latina, hay menos diferencias y menos hostilidad que entre dos provincias de España o dos estados de Austria. Nuestras divisiones son puramente políticas y por tanto, convencionales... No existe ningún obstáculo serio para la fraternidad y la coordinación de países que marchan por el mismo camino hacia el mismo ideal. Sólo los Estados del Sur pueden contrabalancear en fuerza a los del Norte. Y esa unificación no es un sueño imposible". (Del diario El País, noviembre de 1901.)
"Casi se puede decir que nuestro Nuevo Mundo, privado de expresión artística, está esperando aún que sus intelectuales ocupados en cultivar predios ajenos, se decidan a roturar la propia heredad. El internacionalismo intelectual -empleo la palabra no en su sentido de amplitud comprensiva sino en el de renunciamiento y entrega de las propias características- no fue, pues, más que una manifestación del embobecimiento que en todos los órdenes nos ha inmovilizado, primero ante Europa y después, ante los Estados Unidos. No hemos tenido vida propia. [...] ¿Cuándo se transmutará en arte la vida latinoamericana?... Aprender a ver. Aprender a sentir. En estas palabras está acaso el programa del futuro. Aprender a ver con ojos propios, aprender a sentir directamente no a través de otras sensibilidades." (De El dolor de escribir, 1932.)