Fatma, acompañada por el enano Recep, hijo ilegítimo de su difunto marido, un médico fracasado, alcohólico y aperturista, vive aún en la casa a la que se trasladó cuando ambos decidieron abandonar Estambul iniciada la revolución de 1908. Sus hijos han muerto pero tiene tres nietos que la visitan cada verano. Faruk, el mayor, es un historiador al que su mujer ha abandonado y que encuentra en el alcohol un paliativo eficaz a su aburrimiento; Nilgün, una joven soñadora e idealista que desea una revolución social que no llega y cuya vehemencia le traerá más de un problema; y el joven Metin, un genio de las matemáticas que quiere emigrar a Estados Unidos para enriquecerse. Todos ellos, por diferentes razones, desean que su abuela venda la casa. A través de los recuerdos de Fatma, Recep y las opiniones de los nietos, Pamuk nos ofrece los cien últimos años de historia del pueblo turco hasta el pronunciamiento de Evren mientras nos habla de la búsqueda de las raíces, la necesidad del cambio social y el difícil equilibrio entre tradición e influencia occidental.