Una de las preguntas fundamentales respecto del mundo social es por qué ese mundo dura, cómo se perpetúa el orden social, vale decir, el conjunto de relaciones que lo constituyen. El mundo social está dotado de una tendencia a perseverar en el ser, y esa suerte de principio interno está inscripto tanto en las estructuras objetivas los modos en que se distribuyen los distintos tipos de capital: económico, cultural, social y simbólico como en las subjetivas las disposiciones de los agentes o grupos. En este libro, Pierre Bourdieu disecciona las estrategias, conscientes o no, que, en diferentes campos, procuran la reproducción de una clase o de una fracción de clase, es decir, la conservación o la mejora de sus condiciones de vida y de su posición respecto de otros grupos. Esas estrategias, que tienden a garantizar las diferencias de clase y por tanto los modos de dominación, dependen siempre del volumen y de la estructura del capital que se posea, y se juegan en distintos espacios: el ámbito familiar, allí donde se deciden los casamientos y el número de hijos; el ámbito educativo, donde se eligen las carreras y las orientaciones más convenientes, y donde la inflación y la devaluación de títulos obliga a redefinir las apuestas; el ámbito profesional, donde incide no sólo la acreditación formal que habilita a ocupar un determinado puesto sino los habitus de clase y los valores adicionales de prestigio o reconocimiento. A partir de una sólida combinación de reflexiones teóricas y análisis empíricos, que contemplan las prácticas de los grupos pero también las representaciones y las percepciones que cada uno de ellos tiene de sí y de los otros, Bourdieu ofrece una explicación tan rigurosa como fascinante del espacio social, al que entiende como un campo dinámico de luchas y de apuestas que varían con el tiempo. Y ofrece también una lección de análisis sociológico, en la medida en que la contundencia de las hipótesis nunca se traduce en simplificación.