Una tarde de mayo de 1982, Carol Dunlop y Julio Cortázar emprenden un viaje por la autopista del sur, un juego de "treinta y tres maravillosos días", cuyo reglamento severo, obligaciones y prohibiciones estrictas ellos mismos se han impuesto. Como los navegantes de antaño, los viajeros resuelven llevar un detallado libro de bitácora donde registrarán no solo el rumbo, sino la flora y la fauna fantásticas que van descubriendo a lo largo del camino, y también las acechanzas y las amenanzas más aterradoras: brujas, agentes secretos, ominosos camiones de procedencia ignota empeñados, inútilmente, en hacer fracasar tan azarosa empresa.
Como verá el lector, la realidad y los sueños se entrecurzan en esta "interminable fiesta de la vida", relatada en una prosa que oscila entre la comicidad y una ternura desgarradora, para concluir con la melancolía de la experiencia que se presiente única, cuando llega ineluctablemente a su término.