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Biografía
Héctor Germán Oesterheld -Buenos Aires, 23 de julio de 1919 - desaparecido por la dictadura en 1977 y asesinado por los militares fue un guionista de historietas y escritor de relatos breves de ciencia-ficción y novelas, hijo de Fernando Oesterheld, de ascendencia alemana y de Elvira Ana Puyol, de ascendencia española.
Es uno de los artistas de trayectoria más extensa de la historieta argentina. Durante la dictadura militar iniciada en 1976 en Argentina se unió, junto con sus hijas, a la agrupación guerrillera Montoneros, de la que fue jefe de prensa, y más adelante pasó a la clandestinidad hasta que fue secuestrado y desaparecido el 27 de abril de 1977.
En 1957 fundó, junto con su hermano Jorge, Editorial Frontera, que comenzaría publicando versiones noveladas de las historietas de Bull Rocket y el Sargento Kirk. El éxito impulsó a Oesterheld a publicar las revistas Hora Cero y Frontera, la mayor parte de cuyos contenidos escribía él mismo. Para desvincularse de la editorial Abril, Oesterheld negoció con su editor que dejaría allí al personaje de Bull Rocket (que continuó siendo publicado por dicha editorial, con otros equipos creativos), pero conservaría a Kirk.
Debe notarse que en varias ocasiones Oesterheld firmaba sus trabajos con seudónimos, como "H. Sturgiss" o "C. de la Vega"; su hermano utilizaba el seudónimo de "Jorge Mora".
El éxito de la editorial motivó la expansión de las revistas, a títulos anexos como Hora Cero Semanal, Hora Cero Extra (Mensual) y Frontera Extra.
El siguiente personaje de renombre creado por Oesterheld fue Ernie Pike, un corresponsal de guerra que relata batallas de la Segunda Guerra Mundial. Está basado en el cronista real Ernest Pyle, aunque Pratt modeló su rostro a partir del propio Oesterheld. Tomando de nuevo un género con numerosos clichés, el autor le dio un enfoque personal al no centrar la acción en las batallas o en dividir a los combatientes en héroes y villanos, sino centrarse en historias trágicas de soldados generalmente desconocidos. La publicación fue un éxito, y el personaje tuvo su propia revista, Batallas Inolvidables. Los relatos en los que intervenían niños se incluían en la serie Cuaderno Rojo.
Más tarde continuó creando nuevos personajes, como Ticonderoga, con Pratt; Randall the Killer, con Arturo del Castillo; Sherlock Time, con Alberto Breccia; Joe Zonda y Rolo, el marciano adoptivo, con Francisco Solano López.
Ernest Pyle, cronista de guerra que inspiró a Oesterheld para crear al personaje de Ernie Pike.El 4 de septiembre de 1957 apareció el personaje más exitoso de la editorial: El Eternauta, con dibujos de Solano López, en Hora Cero Semanal. La historia, que habla sobre un viajero de la eternidad que se aparece en casa del propio Oesterheld y le cuenta la historia de una terrible invasión extraterrestre en Buenos Aires, se publicó por entregas semanales hasta 1959, con un gran éxito. La historieta ha conocido numerosas reediciones durante los años siguientes.
La editorial cerró al cabo de cinco años, debido a problemas económicos, el éxodo de gran parte de los dibujantes y a la venta de títulos a otras editoriales, que la llevaron finalmente a la quiebra.[6] Cuando las deudas eran ya insostenibles, la editorial Emilio Ramírez se las quedó como forma de pago en 1961. En 1962 los títulos pasaron a Vea y Lea, y se publicaron hasta 1963.
Luego del cierre de Frontera, Oesterheld siguió escribiendo para otras editoriales. En 1961 la editorial Abril vendió a Yago las publicaciones Misterix y Rayo Rojo. Oesteheld volvió a trabajar en ellas y el 20 de julio de 1962 comenzó en Misterix, junto a Alberto Breccia, otra de sus creaciones más aclamadas por la crítica: "Mort Cinder". Otras historias que creó fueron "El indio Watami", con dibujo de Jorge Moliterni; "León Loco", con Ernesto García; y "Lord Pampa", con Solano López.
Con las grandes publicaciones ya cerradas, aparecieron varios personajes de corta duración, como Ronnie Lea el muertero, Tornado (para la editorial Zig Zag de Chile), Géminis, etc.
Su obra fue adquiriendo progresivamente mayores tintes de compromiso político. Por 1968 la editorial Jorge Álvarez decidió realizar una serie de biografías de figuras históricas de América Latina adaptadas a la historieta. Se realizó una sobre el Che Guevara y se planeaba una segunda sobre Eva Perón, pero al salir a la venta el gobierno militar la retiró y secuestró los originales. La biografía historietística de Eva Perón no llegó a terminarse (aunque años más tarde la editorial Doedytores rescataría los originales y la publicaría) y el resto del proyecto fue abortado.
En 1969 escribió en colaboración con Breccia una nueva versión del Eternauta para la revista Gente, con un guion políticamente más comprometido. La publicación fue cancelada y buena parte de la historia original fue resumida para no dejarla inconclusa. También publicó unos microrrelatos bajo el título de "Sondas" en el libro colectivo Los argentinos en la Luna para las Ediciones de la Flor.
Durante la dictadura militar iniciada en 1976 en Argentina, el autor se unió, junto con sus hijas, a la agrupación guerrillera Montoneros, de la que fue jefe de prensa.
Con un estilo similar al de la frustrada versión del Eternauta escribió entonces, sobre otra invasión extraterrestre, "La Guerra de los Antartes". Fue publicada en la revista 2001 y luego en el diario Noticias (no confundir con la revista homónima), pero finalmente quedó inconclusa. Este diario, también relacionado con el movimiento montonero, fue clausurado junto con otras publicaciones el 27 de agosto de 1974 por el decreto n.º 630. Esta historieta no sólo representaba una invasión extraterrestre, sino que también mostraba a la Argentina anterior como una utopía que representaba los idearios políticos del movimiento al cual Oesterheld estaba afiliado
Nunca se vio en Gelo algo tan cómico. Salió de entre el roto metal con paso vacilante, movió la boca, desde el principio nos hizo reír con esas piernas tan largas, esos dos ojos de pupilas tan redondas. Le dimos grubas, y linas, y kialas. Pero no quiso recibirlas, fíjate, ni siquiera aceptó las kialas, fue tan cómico verlo rechazar todo que las risas de la multitud se oyeron hasta el valle vecino. Pronto se corrió la voz de que estaba entre nosotros, de todas partes vinieron a verlo, él aparecía cada vez más ridículo, siempre rechazando las kialas. La risa de cuantos lo miraban era tan vasta como una tempestad en el mar. Pasaron los días, de las antípodas trajeron margas, lo mismo, no quiso ni verlas, fue para retorcerse de risa. Pero lo mejor de todo fue el final: se acostó en la colina, de cara a las estrellas, se quedó quieto, la respiración se le fue debilitando, cuando dejó de respirar tenía los ojos llenos de agua. Sí, no querrás creerlo pero los ojos se le llenaron de agua, d-e-a-g-u-a, como lo oyes. Nunca, nunca se vio en Gelo nada tan cómico.